Los amores de la Giralda y el Mambrú de Arbeteta

Layna Serrano, cronista de la Alcarria, recoge en uno de sus libros una leyenda de amores truncados que escuchó a los más viejos del lugar. La historia se desarrolla a mediados del siglo XVIII
entre dos jóvenes de Escamilla y Arbeteta. La moza, hija de un terrateniente de Escamilla, se quedó prendada del apuesto hijo del sacristán de Arbeteta pero su padre no dio el visto bueno al noviazgo porque buscaba un mejor partido para su hija.


veleta de Arbeteta
Mambrú de Arbeteta
La pareja vivió su amor a escondidas e ideó una manera de comunicarse: a la misma hora cada uno subiría a lo más alto de la torre de la iglesia con una bandera para hacerse señas. Así afianzaron su amor.


Torre de Escamilla (Guadalajara)
Torre y plaza de Escamilla, septiembre 1938
El joven dispuesto a cambiar su fortuna se fue al Ejército. Estuvo a las órdenes del general Malborough [de ahí la canción infantil "Mambrú se fue a la guerra..."] Llegó a ser ascendido a sargento de granaderos pero no fue suficiente para ganarse el aprecio del padre de su novia. Decidió volver a la Milicia y murió luchando por su Patria. A Escamilla llegaron las nuevas de tan trágico desenlace. La doncella murió de pena a los pocos meses.

veleta de Escamilla Guadalajara
Giralda de Escamilla de metal
Los vecinos de ambas localidades quisieron perpetuar esta historia de amor con dos veletas que representan a una joven, la de Escamilla, y a un sargento de granaderos, la de Arbeteta.
A las dos veletas de madera de sabina les cayó un rayo. A plena luz del día el tercer domingo de septiembre de 1979, concluida la Procesión del Cristo, la Giraldilla ardió en llamas. Tres años después el Mambrú corrió la misma suerte.

Hoy coronan las dos torres dos feos monigotes de latón.



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